Cuenta César Passi Marín que se enamoró del hockey desde el momento en que acompañaba a su hija menor, Paula, a sus primeras prácticas en la Escuelita del club Universidad de Chile a fines de 2016. Desde aquellos entrenamientos iniciales de la más pequeña de su clan han pasado casi ocho años. En ese lapso, ha observado la evolución -y también, involución- de la actividad. Eso no ha estribado en aportar desde su nicho, el empresarial, a través de su agencia de marketing deportivo, Passmarket –“un granito de arena” define él-, para intentar hacer crecer el tema.
El reflejo de lo anterior fue lo protagonizado desde febrero hasta hace un par de semanas, al hacerse cargo, prácticamente, de toda la organización del proceso de las tres Selecciones Nacionales en sus viajes hasta los Mundiales de Novara. Por eso, no es antojadizo señalar que fue esa quijotada, porque parecía un sueño imposible, que César Passi encabezó la que salvó -sí, salvó- la incursión mundialista de nuestros representativos.
Por eso, su opinión hoy es válida. La organización, casi anónima, que le cupo en la mencionada expedición hasta Italia es su atenuante. Con ello, su análisis de lo que es el hockey chileno lo expuso a Patines y Chuecas.
-César, ¿cómo se gestó tu colaboración para con las Selecciones de Hockey-Patín de cara a los Mundiales de Novara?
“La verdad fue una casualidad, porque en algún minuto Juan Zúñiga me había contado un par de cosas, ínfimas, sin mayores pretensiones sobre la Selección. Y en una ocasión, que debe ser el punto de inflexión de todo esto, me contó de un problema que había surgido con la organización del Mundial por el hotel que proveía para todos los países participantes en el torneo. Ese hotel bajó a las Selecciones Chilenas, por un tema de no responder oportunamente la confirmación de las reservas. Además, estaba el tema de recursos que no estaban disponibles en ese momento, lo que complicaba la situación. Ahí me metí y encontré un hotel que salía casi la mitad del valor inicial que tenían presupuestado. Así se gestó todo”.
-Lo del hotel fue sólo un punto de los varios que hubo que arreglar, literalmente, en el camino…
“Así es. Luego de eso, vivieron otros ítems y me fui involucrando estando no un 100 sino que un 120 por ciento metido en la organización de la expedición y trabajando con los directores Juan Zúñiga y Sergio García en todo lo que fue la conformación del viaje. Así nació todo, siempre lo atribuí a algo providencial; palabras que también salieron de Juan. Porque, prácticamente, estábamos en junio y no había nada para el Mundial y en Chile no se había avanzado en nada.
“Comenzamos a organizar, tomamos el cuento desde cero. Lo primero fue hacer ver a los directores que estábamos con el tiempo encima, que se habían comido cuatro meses desde el Panamericano de Bogotá y no había, literalmente, nada. Fue una cosa bien ardua, todos los días llamados y reuniones en la mañana y en la noche, de lunes a lunes. Fue un esfuerzo tremendo en lo personal, ya que también tenía que dedicarme a mis teas laborales personales. Fueron tres meses brutales, en que aboqué el 90 por ciento de mi tiempo a esta misión para que las tres Selecciones viajaran a Italia”.
-Mencionaste que también estaba el tema del presupuesto, hubo un momento en que no estaba el total para viajar a Italia.
“Ahí tuvimos que crear, estratégicamente acciones para contar con recursos. Costó desde el mundo privado, porque no hay interés por el hockey salvo por los empresarios que están ligados a la disciplina.
“Las equipaciones, tanto de juego como los buzos, la puso Passmarket. Hubo una negociación con el proveedor que fue muy conveniente para ambas partes. Esa inversión estaba desde marzo. También, mi empresa financió al equipo comunicacional para la difusión de las actividades de los equipos en el mundo hockey”.
-Pero, a ver, también en esto hubo una motivación personal…
“Efectivamente, el origen de todo esto tiene que ver con que mi hija. Ella está metida en el mundo hockey desde hace ocho años, cuando partió en la Escuelita de la Universidad de Chile. Hoy Paula ya está en Sub 17 del León Prado, y junto a ella conocimos, toda la familia, este deporte viendo el Mundial Femenino de Iquique por televisión. De ahí nos fuimos metiendo hasta hoy.
“La segunda motivación es que me enamoré de este deporte, es muy bello, entretenido, dinámico. Y quiero ver a este deporte, que le ha dado muchas satisfacciones a Chile -porque, por ejemplo, en fútbol no somos buenos, la realidad nos golpea la cara-, protagonizar su real crecimiento. Ese es uno de los principales anhelos, por eso aporté desde mi nicho con algunos recursos. Con tiempo, con ideas, visibilizarlo masivamente, sacarlo de nuestro pequeño círculo porque de él se sabe poco o nada. Darle el lugar que se merece el hockey-patín chileno, es una vuelta bastante larga que hay que transitar pero hay que hacerla”.
-Desde tu perspectiva empresarial, ¿qué es lo que se puede rescatar del modelo que hoy tiene el hockey chileno?
“Como toda institución deportiva, esto tiene más de una arista. Partiendo por lo más básico, lo deportivo y lo administrativo. Si hay que rescatar algo es el amor, el interés, las ganas que toda la familia del hockey chileno muestra pasando por los deportistas -niños, adolescentes y adultos-. También, el sacrificio que implica a algunos padres y madres el desplazarse grandes distancias sólo para acompañar en los entrenamientos y fines de semana. Eso es pasión”.
-¿Qué habría que mejorar, entonces?
“No voy a hablar en torno al hockey, porque sabemos que en Chile tenemos dos grandes problemas con el deporte: primero, no tenemos cultura deportiva como, por ejemplo, en Argentina. No hay inversión fuerte en el deporte, acá no existe.
“Lo segundo es que cada autoridad política, no importando su color ni si es de izquierda, centro o derecha, ninguna ha puesto en relieve esto o le ha dado la importancia que se merece al deporte y su desarrollo. Peor aún, no entienden lo importante que es para una sociedad la actividad deportiva, para por ejemplo alejar de tentaciones a la gente. Chile no tiene esa prioridad, estamos ultra al debe y nos encontramos con dolorosas situaciones que te llenan de angustia y vergüenza que deportistas destacados no cuenten con los recursos para representar al país. Y ahí surge la cultura del bingo y completada para juntar la plata para el viaje. Lo digo en el ámbito del deporte en general, y en el hockey se vio ahora en la previa de los viajes de las Selecciones a los Mundiales de Novara.
“El tercer y gran problema son las metidas de mano de personajillos y que perjudican todo. Han habido escándalos en varios deportes, al respecto. Entonces, es difícil rescatar algo de este modelo actual.
“Cuarto punto, no hay gente especializada para dedicarse a la dirigencia. Hay precariedad, sobre todo moral, en muchos directivos de varios deportes que sólo buscan satisfacer intereses personales y de ego. Hay de todo, pero el nivel dirigencial deja harto que desear porque hay gente que no tiene las capacidades para desarrollar el manejo de una entidad.
“Es muy difícil rescatar el modelo actual del hockey porque cae en la misma situación del deporte chileno. Hay que realizar un reinicio, partir de cero. Pero será muy difícil, espero que las futuras generaciones que sean más pro y se alejen de las cosas malas que afectan a la actividad”.
-Entonces, ¿cómo se puede elevar el estándar de todo lo que tenga que ver con el producto hockey? Llámese deportistas, dirigentes, árbitros, público en general…
“Esa respuesta está un poco entrelazada con las respuestas anteriores. Siento y veo que tenemos en la parte deportiva a jóvenes con talento, y tienen un estándar alto. Prueba de ello es que hay muchos jugando en Europa, tanto en damas como en varones. Creo que es muy innato del hockista chileno, hay una buena cantera tal vez influenciada por nuestros ancestros mapuches y su juego de la chueca.
“Pero también, se ha perdido mucho talento por muchas razones, pero normalmente tiene que ver con temas de dirigencia que no ha sabido entregarles las herramientas para su desarrollo. ¿Cómo motivar para elevar el estándar? Creo que si no tenemos buenos dirigentes es muy difícil, necesitamos gente que tenga una visión más amplia, que visualice a mediano y largo plazo lo que significaría tener al producto hockey muy en alto.
“Elevar el estándar creo que tiene que ver con profesionalizar las dirigencias, que se vaya metiendo gente que tenga estas competencias, habilidades, background académico, gente que tenga resueltos sus temas económicos-financieros, gente que no tenga trancas de necesitar el contar con una posición para sentirse realizado. Además, que hoy hay mucha odiosidad, en discutir, en no estar de acuerdo.
“Creo que el público del hockey, en general son las familias de los deportistas. No son anónimos como las 40 mil que van al estadio a ver fútbol. Y sobre los árbitros creo que tienen un buen desempeño.
“Elevar el estándar del hockey tiene que ver con lo dirigencial, gente seria, pro, con altura de miras. Así el tema comenzará a crecer”.