El cuadro popular tuvo su incursión en el hockey chileno entre 1945 y 1956, obteniendo el título metropolitano en el mencionado 1945 y 1947, en apretadas definiciones con Universidad Católica.
La formación de la rama se enmarcó en un momento en que instituciones con tradición, que cobijaban variadas disciplinas deportivas aparte del fútbol -como Green Cross y Santiago Bádminton- se atrevieron a intervenir en el naciente deporte de los patines y chuecas. El autor intelectual de todo esto fue Oscar Ahumada Ibacache, quien se había entusiasmado con este deporte a partir de su calidad de simple espectador de aquellos domingos matinales en la Plaza de la Libertad. Dicho interés lo logró canalizar al comenzar a hacer su aporte como dirigente en el cuadro llamado Grupo Móvil. Y como una forma de llevar a ese representativo a un alero seguro, se contactó con la cúpula del club albo para fortalecer a ese equipo.
En aquellos días el elenco del cacique, además de su amplio reconocimiento gracias a su equipo de fútbol profesional, poco a poco había ido agregando otras prácticas deportivas bajo sus pabellones. Esta expansión a otros deportes se había iniciado en 1936 con la formación de la rama de tenis de mesa, siguiendo con el boxeo, la natación y el básquetbol. Con el baloncesto la idea inicial era la fusión con el cuadro del Ciclista Internacional, animador de las competencias capitalinas y que su potencial arribo había logrado el interés de los socios colocolinos. Sin embargo, la directiva del club no procedió a tal resolución.
Este sistema fue el que se aplicó a fines de 1944 con la unión con Grupo Móvil para dar origen al representativo hockístico del Cacique. Reforzado, sobre todo, por elementos del club Independiente de Recoleta -como el portero Carlos de la Fuente y los hermanos del Castillo- fue uno de los grandes del hockey capitalino en la segunda mitad de los años 40. En la década siguiente, la institución se nutrió de nuevos valores surgidos del llamado Barrio Fantasma, ubicado cerca de la Plaza Chacabuco, desde donde llegaron nombres como Jorge Ibáñez, Roberto Vargas y Antonio Luna.
En lo que respecta a su formación histórica, a un lado aparece -otra vez- en la portería Jorge Cordero. Antes de su extensa estadía en Audax, el Chiporro llegó desde Viña del Mar para defender inicialmente la portería alba.
En la zona defensiva, Jorge Ibáñez, considerado por quienes lo vieron jugar como el mejor último en la historia de nuestro hockey; acompañado de Efraín Campusano, uno de los referentes del club a través de los años.
En el ataque franco, la temible dupla conformada por Raúl y Hugo del Castillo. Fuera de la cancha, dos tipos muy tranquilos; en el rectángulo, dueños de un remate de distancia que causaba pavor, además de un excesio individualismo que si bien marcaba diferencia con el rival, se le criticaba por no hacer partícipe al resto de sus compañeros.
Al otro lado, Carlos de la Fuente, quien -tal como Cordero- también extendió su carrera con estaciones en Audax Italiano. Atrás, Oscar Ahumada Santander con la que fue su primera camiseta en su destacada carrera, conformando dupla con Roberto Vargas, quien también debutó en las lides vistiendo la enseña del Popular.
Arriba. Héctor Pellegrini, delantero contemporáneo de otros ilustres como los hermanos Finalterri, Ignacio Spadaro y Benito Diez; y Antonio Luna, quien -tal como Vargas, Ahumada e Ibáñez- comenzó su ruta con los patines vistiendo el uniforme blanco con shorts negros.
Otros nombres que pasaron por la institución fueron Armín Echagüe, Ramón Méndez -no es pariente del portero, sólo alcance de nombre-, Quintín Blanco y Eleazar Salazar.
Con relación a la insignia que aparece en esta cancha, es la que lucía la institución en 1947. La clásica, en la que aparece el cacique de perfil sobre fondo azul, recién entró en escena a mediados de la década de los 50.
