En el Nombre del Padre, del Patín y de la Chueca

Osvaldo Rodríguez, padre e hijo. Nombre ilustre en Ciclón de Viña del Mar y en la historia del hockey chileno.

En la historia del hockey chileno se registran hasta hoy casos en que hijos han seguido, y de forma destacada, el legado que marcaron sus padres en sus respectivas épocas. Aprovechando la celebración, justamente, del Día del Padre, repasamos algunos casos de familias donde además del apellido heredan la pasión por los patines y chuecas.

Entre los más reconocidos, Osvaldo Rodríguez Baeza –tetramundialista (cuarto lugar en 1980, 1982 y 1989) y astro en el hockey italiano- comenzó en su natal Ciclón mirando a su papá Osvaldo Rodríguez Segovia –mundialista en 1954-, reconocido goleador ciclonense y astro en Viña del Mar.

Contemporáneos de los Rodríguez son los Ahumada. Oscar Ahumada Santander –hijo de Oscar Ahumada Ibacache, uno de los más destacados dirigentes que ha tenido nuestra actividad en su historia- destacó en los años 50 y 60 en Ferrobádminton y la UTE, además de ser uno de los padres del hockey sanjuanino tras su paso por Unión Estudiantil (1957-1959). Su herededo, Oscar Ahumada Arredondo, destacó con las camisetas de la Usach y Universidad de Chile. Además, ambos jugaron por Chile en Mundiales: Oscar papá en 1955, 1962, 1966 y 1972 –este último, como DT-; Oscar hijo –hoy destacado médico- en las citas de 1982 y 1984.

De aquella época también es Mario Meza, goleador en Thomas Bata y Universidad Católica. La senda la continuaron sus hijos Jorge y Álvaro, éste último hoy destacado árbitro de nuestra escena.

Los Vargas también son un caso similar. Roberto Vargas Bolland –mundialista en 1962 y 1966- es uno de los mejores defensas que ha tenido nuestro hockey. También, un destacado entrenador, sobre todo en la faceta de formador y de preocuparse de que sus jugadores dominaran todas las facetas del juego, no dejando detalles al azar. Su hijo, Roberto Vargas Álvarez, jugó en los Mundiales de 1986 y 1988. Otro dato que los une es el hecho que ambos, cada uno en su momento, fueron designados como el mejor hockista del año en la elección anual del Círculo de Periodistas: Roberto papá en 1962 y Roberto hijo en 1986.

Otros casos. Omar O’Ryan, jugador y DT identificado con el club Ferroviarios, vio continuada su senda con sus hijos Rodrigo –hoy en el equipo León Prado Master- y Christian –en Old Ferro-. Contemporáneo es Hugo González, destacado atacante de Ferrobadmintin, Audax y Universidad católica además de estratego en la UC, a quien su hijo Javier le heredó el legado, luciendo su habilidad en Universidad de Chile y en la Selección Nacional.

En Huachipato, el apellido Tapia es ilustre. Tristán Tapia padre, fundador de la rama, dirigió y guió a sus hijos Tristán, Ricardo y Eduardo –este último, mundialista en 1978, 1980 y 1982-. Y Tristán hijo extendió ese legado en su hija Alexa, campeona mundial con Las Marcianitas en 2006.

Otra familia destacada del club de la usina son los Coloma, donde Luis Coloma fue seleccionado entre 1977 y 1981. Hoy su hija Isidora es una de las destacadas en la cantera siderúrgica. También dela institución acerera, Johaness Franz -hoy destacado jugador master- ve su herencia en sus hijos Benjamín y Cristóbal. Otro nacido en Huachipato, Jaime Becerra, cuenta en la gran labor que está cumpliendo en el club Valle Central de La Calera con su pequeño Alonso.

Mauricio Dinningham, otro de los referentes de la gloriosa década de los 80, tuvo en su padre Juan, destacado hockista del club Enfield y luego destacado dirigente, un modelo a seguir.

Oscar Ahumada por dos. Mientras Oscar padre es uno de los reconocidos forjadores del hockey sanjuanino, Oscar hijo es un destacado médico cirujano.

Eugenio Silva, goleador en Universidad de Chile y Audax Italiano además de DT y gran dirigente, vio su senda seguida por su hijo del mismo nombre. Lo destacable de Eugenio hijo es que si bien fue hockista, sus mayores logros los alcanzó en el patinaje artístico formando dupla con su hermana Karin.

En Audax Italiano, el ilustre Mario Finalteri contagió hockísticamente a su hijo Mario, tal como en Thomas Bata lo hizo Alfonso Erazo, leyenda del club zapatero, con su hijo Marcelo.

También en el Decano de Peñaflor, los eternos Luis y Carlos Soto –dupla delantera de temer- fueron dirigidos técnicamente, en la gloriosa década de los 60 que trajo títulos para los batinos, por su padre, don Luis Soto.

¿Más pasiones familiares? Eduardo Flores, mundialista en 1996 y hoy entrenador, tiene en sus hijos Catalina y Nicolás –cada uno también seleccionados nacionales y con destacadas campañas en Europa- a dos perfectos continuadores de su labor formativa de las nuevas generaciones de hockistas en el HC San Jorge.

Nello Magnolfi, destacado técnico de patinaje artístico, tuvo destacadas campañas en el equipo de Stadio Italiano, en los años 70. Ese derrotero lo continuó su hijo, el recordado Giulio, en Manuel de Salas y León Prado, entre otros clubes.

También en dicho equipo de la colonia itálica, don Humberto Mazzarelli fue otro de los destacados dirigentes que tuvo nuestra actividad, mientras que su hijo Humberto fue seleccionado nacional, jugando el Mundial de 1978.

Wilfrido Parra, destacado goleador de Universidad Católica a fines de los 60 y principios de los 70, es hijo de Camilo Parra, considerado uno de los mejores formadores de hockistas.

Macrino Santos, gran dirigente de la Asociación San Miguel en sus comienzos, compartió esta labor con su hijo Gabriel, mientras que Javier destacaba en la cancha llegando incluso a la Selección Nacional. También en los lares leonpradinos, Jaime Frías se erigió como un destacado técnico impulsado por la práctica que habían iniciado sus hijos Jaime, el recordado Francisco y Cristián.

En el sur, en la Región del Maule, Alfonso Muñoz, leyenda viviente de San Javier, heredó toda su pasión a su hija Gabriela, mundialista con Las Marcianitas en 2008.

En Viña del Mar, los San Martín también conforman un apellido destacado. Raúl San Martín Meliville fue el alma de Camuvi, instancia que hoy continúa su hijo Mauricio; mientras que Raúl hijo, hoy radicado en Barcelona, tuvo una destacada carrera en el hockey de la Ciudad Jardín. De allá también es Mariano Felipe, el último gran referente del hockey de la costa, quien ve en sus hijos Thomas y Josepha -ambos, tal como su padre, con etapas en la Selección Nacional- la continuación del derrotero familiar.

También en Viña están los Garay, quienes pueden vanagloriarse de ser tercera generación. Primero está Mario Garay Córdoba, uno de los mejores arqueros de la historia y portero de la selecciones viñamarinas campeonas nacionales en la década de los 40. Su hijo, Mario Garay Mancilla, fue referente de Ciclón en los 50 y 70. Y sus nietos Mario y Cristian Garay Huerta mantienen el legado hoy formando en la Liga Master defendiendo al elenco ciclonense.

José Luis Labbé, destacado portero de Universidad católica y San Agustín, entre varios elencos, heredó la pasión por ese puesto a su hija Fran, quien cuidó los pórticos de Sagu, Colonial de Pirque y Patín Vilanova.

Y Mauricio Llera continúa en Thomas Bata, tras su etapa en Universidad Católica, la senda que marcó su padre, Aldo, y la extiende en sus hijas María Celeste y Florencia. Tal como años antes, en la década de los 70, sucedió en León Prado con su DT Francisco SabotierPancho Balatas– y sus herederos Francisco y Mauricio.

Como escribimos hace algún tiempo, esta crónica es sólo un rápido repaso. Porque, de seguro, hay muchas otras familias donde se han forjado dinastías hockísticas…

Tapia es apellido dinástico en Huachipato. Mientras Tristán fue campeón nacional en 1975, su hija Alexa fue campeona mundial tres décadas después.

 

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