Es el encargado de poner la firma final en el arco contrario, el que debe mostrar el máximo de frialdad para definir en mínimos espacios y pocos instantes. Se les ha denominado como “Aleros” o “Atacantes”, mientras que el técnico Oscar Ahumada les llamaba “wines”. Son los delanteros, de quienes no falta quien los bautice como los “hombre gol”.
Desde los inicios de la competición su ubicación en el sistema de un equipo ha sido clara, ocupando la franca vanguardia para vulnerar la valla rival. Mientras en Europa formaban con dos, en Chile –hasta antes de las reformas realizadas por el italiano Rafael Casali en 1949- derechamente se mandaban a tres hombres en la neta ofensiva esperando las habilitaciones desde su sector defensivo.
Quienes se desempeñan con esta función, amén de su labor de ataque con especialidades como el remate a puerta –con disparo de pala, el gancho o empujando la bocha- o la habilitación al compañero mejor ubicado, son también los primeros defensores cuando su equipo no tiene la pequeña esfera de caucho en su poder apoyando en las coberturas y en los marcajes. Es más, está lo que se llama “atacar sin pelota” que no es más que la presión que se realiza al equipo rival para provocarle la pérdida de la posesión –empujando al error- y posibilitar la inmediata respuesta ofensiva.
Por ello es que al momento de la pérdida de la pelota, los defensores son los primeros que deben balancear el aspecto defensivo. También, debido a su ubicación natural son quienes deben protagonizar el llamado despliegue, vale decir darse cuenta y aprovechar las falencias defensivas del rival como las lagunas que puedan surgir en la zona contrincante o abrir espacios.
Para cumplir su labor, el delantero además de su habilidad de patinaje y manejo de la chueca, debe contar con la fuerza mental para soportar las cargas –sobre todo, desleales- de sus oponentes que impedirán que sea el ganador en el área. Situación que hasta hace una década suponía riesgos desmedidos, toda vez que el delantero que se metía en medio del cuadrado rival debía estar dispuesto a aguantar todo tipo de faltas –y, por qué no decirlo, insultos de variado calibre- en la lucha de la posesión de la bocha. Sin embargo, las modificaciones de los reglamentos han protegido a los más hábiles, castigando con la acumulación de faltas a los infractores.
Estratégicamente, el delantero debe tener la capacidad de “saber” estar en el lugar y el momento oportuno para saber sacar ventaja las habilidades antes mencionadas.
Con la obvia evolución que ha tenido la actividad, en las labores ofensivas también han surgido las especializaciones. Por un lado, está el delantero periférico –el wing armador que ideó Oscar Ahumada- que trajina sobre todo por los bordes externos, una suerte de eslabón entre la zona media y el ataque franco –un media punta– buscando la habilitación a su compañero de ataque o el remate apenas encuentre el resquicio. Por su ubicación táctica se ha derivado que el clásico Cuadrado se ha transformado a ratos en un Rombo debido a la movilidad de este jugador, que está más cerca de su compañero medio que del otro atacante neto.
Justamente, ese último mencionado es el conocido como delantero de área o de punta, el que sabe meterse en el área rival, el que tiene el instinto asesino para anotar, el depredador del área. Generalmente, hábil en espacio reducido para sortear el marcaje antagonista, también se lleva las marcas creando espacios para la entrada de alguno de sus compañeros.
El hockey chileno ha sido pletórico de exponentes en este puesto. A saber, Raúl y Hugo del Castillo, Miguel Tordecilla, Luis Oro, Ignacio Spadaro, Mario Meza, Benito Diez, Carlos Pellegrini, Osvaldo Rodríguez –padre e hijo-, Antonio Luna, Jaime Gutiérrez, Manuel Llorens, Hugo Valdivia, Eugenio Silva, Carlos y Luis Soto, Wilfredo Parra, Luis Alfaro, Fidel Isasi, Pedro Eraña, Dagoberto y Rodolfo Silva, Eduardo Cleveland, Aldo Escobar, Mario Finalterri, Rodrigo Bendeck, Evaristo Mena, Francisco Miranda, René Muñoz, Rodrigo Muñoz, Jesús Ayarza, Miguel Lorca, José Antonio Oñate, Álvaro Aravena, Claudio Hidalgo, Fernando Izurieta, Jorge Sinsay, Marcos Ledoux, Diego Miranda y Nicolás Fernández. En damas destacan Francisca Puertas, Fernanda Urrea, Macarena Ramos, Francisca Donoso y Catalina Flores.